Las relaciones humanas gozan de una complejidad que las hace, en muchos casos, muy difíciles
como para que se puedan manejar debidamente. A veces reprimimos lo que de verdad
pensamos o sentimos porque no sabemos cómo comunicarlo adecuadamente. En este
contexto, desarrollar y entrenar la asertividad te puede ayudar a hacerte oír en tu entorno,
expresar adecuadamente tus sentimientos y satisfacer las peticiones que realices. Ahora bien,
¿Cómo se pone en práctica? ¿Qué se necesita para ser más asertivo?
A veces, cuando pedimos o solicitamos algo generamos un clima tenso. Puede parecer que
nuestra petición es una exigencia o, en otras ocasiones, el resto de personas no entienden bien
o no interpretan adecuadamente nuestra petición. Esto lo puedes solucionar haciendo uso de
la asertividad. Consiste en una manera de expresar de forma clara, natural, educada y abierta
un deseo que tengas en ese momento.
A veces ser asertivo es saber decir que no
Esto no solo es algo que se piense en positivo. Es decir: no todo consiste en decir “dame esto,
por favor, dado que lo necesito…” o “quisiera tener acceso a…”. A veces la asertividad consiste,
precisamente, en rechazar y en decir que no. Y es que, al fin y al cabo, esta no deja de ser otra
forma de expresar y mostrar nuestros deseos y nuestras emociones.
Por lo tanto, lo único que se necesita para desarrollar esta habilidad es aprender a
comunicarse adecuadamente, de una forma controlada, franca y templada. Puede parecer
sencillo, pero es tremendamente complicado. Hay personas que, cada vez que necesitan
ayuda, sienten una tremenda debilidad que les lleva a cerrarse en banda. Y otras, en cambio,
no saben decir que no. Por lo tanto, puede ser un verdadero reto.
Cuáles son los beneficios de ser más asertivo
¿Por qué introducir este cambio en tu vida? Hay varias razones:
– Elimina una gran cantidad de estrés emocional. Comunicar tus emociones o deseos dejará de
ser un proceso frustrante y complicado para ti. Ya no entrarás en conflicto con tu entorno. Y,
por lo tanto, eliminarás buena parte del peso que tengan este tipo de acciones para ti, a nivel
emocional.
– Mayor facilidad para llegar a un acuerdo. Es difícil que, ante una mala comunicación, ambas
partes puedan llegar a comprenderse o a ponerse de acuerdo. Sin embargo, cuando se discute,
se habla o se pide algo de una manera asertiva, se entra en un plano mucho más diplomático y
humano en el que resulta más sencillo que se llegue a algún tipo de conclusión o de trato.
– Mejorará tu autoestima. Ser asertivo es, al fin y al cabo, hacerse valer. Tanto a ti mismo como
a lo que quieres. Y esto siempre supone una mejora clara en tu autoestima.
– Te permitirá resolver problemas propios fácilmente. Muchos conflictos se deben,
directamente, a errores o a carencias en la comunicación con el resto del mundo. Si aprendes
cómo tienes que expresarte adecuadamente para hacer valer tus emociones, te será mucho
más sencillo resolver dichos conflictos.
Autoestima y asertividad
La autoestima y la asertividad son dos componentes fundamentales para el desarrollo
y el éxito tanto en el ámbito profesional como en el personal. Ambas habilidades están
estrechamente relacionadas y se complementan entre sí, ya que una autoestima
saludable es un factor clave para practicar la asertividad de manera efectiva.
La autoestima se refiere a la valoración y percepción que tenemos de nosotros
mismos. Una autoestima positiva implica tener una imagen propia saludable, confianza
en nuestras capacidades y una actitud de respeto y aceptación hacia nosotros mismos.
La autoestima influye en la manera en que nos relacionamos con los demás, cómo
afrontamos los desafíos y cómo nos percibimos en el entorno laboral.
En el ámbito profesional, una autoestima sólida es fundamental para el crecimiento y
el éxito. Una persona con una alta autoestima tiene una mayor confianza en sus
habilidades y conocimientos, lo que se traduce en una mayor disposición para asumir
nuevos retos y responsabilidades.
Además, la autoestima positiva nos permite manejar de manera más efectiva los errores
y fracasos, ya que no los percibimos como una amenaza a nuestra valía personal, sino como
oportunidades de aprendizaje.
La asertividad, por su parte, es la capacidad de expresar nuestras ideas, opiniones y
deseos de manera clara, respetuosa y directa, sin violar los derechos de los demás ni
pasar por alto los propios. Ser asertivos implica comunicarnos de manera efectiva,
estableciendo límites adecuados y defendiendo nuestros derechos de manera
respetuosa.
La asertividad nos ayuda a establecer relaciones de trabajo saludables, a
colaborar de manera constructiva y a resolver conflictos de manera adecuada.
Una autoestima saludable es fundamental para practicar la asertividad de manera
efectiva. Cuando nos valoramos y respetamos a nosotros mismos, nos sentimos más
seguros para expresar nuestras opiniones y defender nuestros derechos en el entorno
laboral. Una autoestima positiva nos permite establecer límites claros y apropiados,
evitando tanto la agresividad como la pasividad en nuestras interacciones
profesionales.
Desarrollar una autoestima saludable y practicar la asertividad pueden requerir un
trabajo consciente y constante. Algunas estrategias efectivas incluyen la identificación
y el cuestionamiento de creencias negativas sobre uno mismo, el reconocimiento y la
valoración de nuestras fortalezas y logros, el cuidado de nuestra salud emocional y la
búsqueda de apoyo y retroalimentación constructiva.
Cómo ser asertivo en el trabajo
La asertividad es algo que hay que trabajar en todos los aspectos de tu vida: familia, pareja y
amigos. Pero, sin lugar a dudas, uno de los espacios más simbólicos y problemáticos puede ser
el del entorno laboral. Al fin y al cabo, pasas muchas horas de tu día en tu lugar de trabajo, con
la misma gente, y se vuelve imprescindible que te puedas comunicar con ellos de una manera
eficiente.
Prueba con esta serie de consejos:
– Defiende bien tu trabajo: Lo primero de todo será hacerte valer. Un espacio del discurso en el
que puedes ser asertivo es en el de tu propio trabajo, tus tareas, lo que hagas en tu día a día.
Al fin y al cabo, tú conoces mejor que nadie los motivos que te han llevado a trabajar de una
manera u otra. Por lo tanto, ante el resto del equipo, siempre que se cuestione o que se ponga
en duda la validez de algo que tú hayas hecho, no tienes más que expresar la idea de fondo o
el motivo que te llevó a elaborarlo de dicha forma. Es decir, a defender tu trabajo, es un paso
sencillo por el que empezar.
– No te cortes en opinar: Muchas veces tratamos de suavizar demasiado lo que pensamos. Si
tienes una reunión o si estás en una discusión (aunque no sea acalorada) con compañeros de
trabajo, lo mejor que puedes hacer es hablar abiertamente acerca de cómo piensas. Es decir:
dar tu opinión sincera, sin por ello incidir demasiado en críticas o en factores que puedan
resultar molestos u ofensivos.
– Valórate a ti mismo: El síndrome del impostor es una de las muchas emociones que, a veces,
nos invaden en el trabajo. Piensa que sea cual sea la tarea que hagas esta tiene un valor para la
empresa o para la gente. Por lo tanto, empieza a darle importancia, ya que de esta manera el
resto de personas se la dará. Y, por extensión, te darán importancia también a ti.
– Habla sin dar vueltas: Utilizar subterfugios o excusas no te va a ayudar a ganar en empatía ni
a que los demás te entiendan. Si quieres que, dentro del plano laboral, la comunicación sea
asertiva y tenga utilidad, sé claro y sé directo. Es la mejor opción.
Cómo ser asertivo a nivel personal
Evidentemente, no es lo mismo ser asertivo en el trabajo que en tus relaciones de amistad,
familiares o de pareja. Aquí entra en juego otro tipo de sensibilidad, y se mueve todo en un
ambiente mucho más íntimo. Toma nota de estos consejos:
– Por muy bien que te conozcan, no saben lo suficiente de ti. Muchas veces damos por hecho
que el resto de personas tienen que entender a la perfección nuestras emociones, sus orígenes
y los objetivos que perseguimos, pero no tiene por qué ser así. El pensamiento humano es muy
complejo, y a menos que ofrezcas explicaciones sobre tus emociones y tu interior, el entorno
en el que te muevas no tiene por qué entender qué es lo que te está pasando. Por lo tanto,
aprende a abrir tu corazón.
– Explica las cosas desde tu punto de vista. Ante una discusión entre amigos o de pareja,
cuando se está hablando sobre un problema, el principal conflicto que nace es aquel del que
ambas partes suelen hablar de una forma demasiado vehemente. Esto impide la asertividad.
¿Cuál es la mejor opción? Fácil: entiende que estás hablando desde tu propia verdad y no
desde la verdad universal. Explica tu punto de vista y hazle entender a la otra parte que se
trata de tu visión.
– Habla con un objetivo claro. Busca trasladar una idea o un mensaje claro. No te pierdas en
detalles o dando vueltas ni te enredes en conversaciones paralelas que no van a aportar nada.
Piensa siempre en el punto al que quieres llegar y en por qué quieres hablar de eso.
– Utiliza la claridad en tu discurso. Lo mismo que en el ambiente laboral. Sé claro y sé directo.
Al fin y al cabo, es otra forma de sinceridad.
Algunos ejemplos para ser asertivo
Pongamos una situación por caso: tu pareja tiene una actitud que tú consideras intolerable o
negativa. Sea la que sea y por los motivos que tengas. Lo primero de todo es comunicar esta
idea. Decirle, en un tono de confianza y calma, que hay algo que te molesta y explicarle el por
qué, los motivos que te llevan a ello, planteando siempre alguna posible solución para que esa
dinámica no se siga repitiendo.
Otro ejemplo: si de habitual sueles llevar a cabo alguna acción que no te gusta, basta con que
digas que no, explicando siempre el motivo que te ha llevado a ello. Por ejemplo: si un amigo
te pide que le acompañes a algún lugar, puedes decirle que no, que no te coincide bien de
tiempo o que prefieres verle en otro momento.
Principales claves para trabajar la asertividad
Ahora bien, ¿de qué manera puedes mejorar tu asertividad?
– Revisar tu autoestima. Aprende a valorarte. Las personas poco asertivas, muy generalmente,
pueden arrastrar algún problema grave de autoestima.
– Indagar en tus emociones. ¿Por qué aceptas cosas que no quieres? ¿Y por qué no eres capaz
de decir lo que deseas? Estas son algunas preguntas que tienes que hacerte para que, poco a
poco, puedas cambiar esta actitud.
– Ve poco a poco. Lo mejor es ir pasito a pasito. Empieza haciéndote valer en entornos seguros
(con tu familia o amigos) para avanzar luego a espacios más complejos, como puede ser el
trabajo.
– Construye tu punto de vista. ¿Qué es lo que quieres expresar y por qué? Aprende a manejar
correctamente tus pensamientos y a poder dirigirlos hacia algún punto en la conversación.
La asertividad es una técnica comunicativa que te puede servir para hacer valer
tus deseos y tus intenciones en las conversaciones que mantengas, así como para mejorar tus
relaciones en tu entorno personal y laboral. Empieza a poner en práctica estos consejos para
aplicarla y ver los resultados